viernes, 26 de abril de 2013

A cerca de la Plenitud de Ser


Un buscador interroga a un maestro acerca de la naturaleza de la Plenitud:
 
-Maestro, por curiosidad, ¿qué hacía usted, antes de encontrar su Paz?
-Antes yo ... cortaba y acarreaba leña para el fogón y traía agua del pozo -respondía el maestro.
 
-Ahá, ... una vida simple y laboriosa. Y ahora que ha hallado la Plenitud, su vida debe haber cambiado mucho…,  seguramente está dedicado,  a las grandes obras … ¿qué es lo que hace ahora?
-Corto y acarreo leña para el fogón y traigo agua del pozo -responde sereno el maestro.
 
-Pero, maestro, no comprendo -dice el discípulo, extrañado-.
 ¿Acaso la Plenitud no transformó su vida? Yo habría supuesto que ahora usted estaría dedicado a otras actividades más nobles.
-No comprendes -le responde el maestro-.
  Lo que cambia ... nunca es lo que haces
 –a menos que estés dedicado a cosas muy ajenas a tu naturaleza-;
  lo que cambia es la calidad de lo que haces.
 
-¿A qué se refiere con eso? -pregunta el discípulo, intentando comprender.
- Es algo muy simple, en realidad… y nada misterioso ni sobrenatural. Antes, cuando cortaba y acarreaba leña ...
mi mente estaba, en cualquier otra parte:
quizás soñando con la iluminación,
quizás irritado por tener que realizar actividades tan innobles,
quizás esforzándome por ser humilde y por aceptar la situación,
quizás enfrascado en remordimientos o fantasías respecto a situaciones con otras personas, ...
 
Ahora, cuando corto y acarreo leña ó traigo agua del pozo, simplemente estoy ahí, en lo que estoy haciendo, y sin un propósito posterior.
No tengo deseos de estar en otra parte
ni dejo que mi mente me lleve de la nariz a donde le plazca.
Y eso -tan simple- lo cambia todo.

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario